Tuve la oportunidad en días recientes de hacer un recorrido en Copenhague a algunos proyectos, con especial énfasis en la arquitectura de BIG (Bjarke Ingels).
El recorrido lo centré en el nuevo distrito de Orestad, a unas cuantas estaciones de metro del centro de la ciudad. Este nuevo master plan tiene 5km de largo y solo 600 metros de ancho. Se extiende a lo largo de la línea de transporte urbano. Sus primeros edificios se inauguraron en 1999, por lo que es un área joven. A lo largo de estos quince años, los proyectos que ahí se han sembrado han recogido más de 10 premios internacionales. Hay edificios de: 3xN, Lundgaard & Tranberg, Plot, Foster+Partners y BIG, por mencionar algunos de los más destacados.
Para un latinoamericano, conocer el distrito es un deleite. Hay pocos lugares en Europa completamente nuevos donde se pueda fusionar la modernidad e innovación con el estilo de vida del viejo continente. Para el turista esto quizás no sea relevante, pero para el desarrollador inmobiliario respirar el futuro de la ciudad impregnado del talento europeo no tiene precio.
Sorprenden las calles de movilidad alternativa que recorren las espaldas de los proyectos, las grandes áreas verdes centrales entre cada cluster de edificios, así como el carácter público que tienen todos los espacios y proyectos. Se pueden recorrer todos los edificios, sin la preconcepción de encierre que tenemos en Latinoamérica. Todos, hasta los edificios 100% residenciales, están abiertos al público.
El edificio que se ha bautizado informalmente como “La Montaña” es extraordinario. Recorrimos de la mano del administrador del proyecto el estacionamiento el cual es sorprendentemente eficiente –considerando su complejidad de forma-. Además, tiene una fachada interior (hacia el estacionamiento) de colores basada en paneles metálicos que cambian toda la experiencia del lugar.
Hay tres adjetivos que rescato de la arquitectura de BIG: fascinante, intrépida y consciente. El nivel de detalle que se ve en la ejecución del proyecto, excede mucho de lo que estamos acostumbrados a percibir en Latinoamérica. El proyecto además reta totalmente al lugar y al resto de los edificios colindantes, con lo cual se demuestra que la arquitectura también puede romper moldes, aún en mercados maduros con expectativas claras. Finalmente, veo mucha conciencia de negocio en decisiones racionales que tienen que ver con lograr eficiencia constructiva.
Al día de hoy, estamos por invitar a BIG a colaborar en un master plan interesante para un polo turístico mexicano, en el que esperamos se impriman estos adjetivos.
Para cualquier desarrollador inmobiliario o arquitecto, vale la pena revisar más sobre BIG y el distrito de Orestad en Copenhague.