En nuestra labor de conceptualización de proyectos siempre estamos inmersos en reuniones con los equipos de desarrollo y arquitectura. Hace unos días, precisamente en una junta de un proyecto, tomé el liderazgo de la conversación y me acerqué a la mesa donde teníamos una maqueta. Compartí mis puntos de vista sin darme cuenta que durante mi intervención le estuve dando la espalda al arquitecto principal del proyecto –Andrés Gómez de GVA-. Apenado, le pedí una disculpa a Andrés, seguido de la cual me respondió algo sorpresivo: “ni te apures, ya estamos acostumbrados a las espaldas”. De pronto no sabía interpretarlo como broma o punto de vista, por lo cuál le pregunté que a que se refería con su comentario.
“En Latinoamérica, al diseñar proyectos los arquitectos diseñan un frente y tres espaldas. Cada proyecto le falta el respeto a la ciudad tres veces. Aquí no quiero que pase eso…”
La frase me causó un profundo eco, sobre todo porque es algo que ya sabía, pero hasta haberlo expresado con esas palabras y en dicha situación entendí la gravedad del tema. No fue mi espalda en ese momento lo que estaba incomodando al arquitecto, era mi visión equivocada del proyecto. Cada proyecto que abordamos lo aislamos de la ciudad. Cada colindancia es una barda de seguridad del proyecto y cada vecino un problema. Esto no es hacer ciudad; esto es desarrollo de cárceles pseudourbanas.
En la visión de GVA los usos mixtos y el valor de un proyecto urbano está en su capacidad por conectarse a la ciudad. La ciudad es el uso mixto verdadero. Cualquier pieza de arquitectura –sin importar su escala- debería aprovechar cada una de sus colindancias para generar permeabilidad urbana.
La clave para transformar las ciudades Latinoamericanas es justamente mejorar su permeabilidad.
Yo he insistido mucho en la necesidad de crear ZEVEs o Zonas Especiales de Verticalización, donde se trabajen densidades y lineamientos específicos para lograr que la gente vuelva a caminar. En estas zonas, he predicado sobre protocolos de interconexión de proyectos. Después de la cátedra de Andrés, creo que lo que deberíamos pensar, son protocolos de permeabilidad urbana en dichas zonas. No basta conectarse tímidamente a nivel banqueta, se necesita realmente tener un espíritu de urbe colaborativa. Como referencia, el caso de Kings Cross en Londres es el ejemplo perfecto de vinculación de distritos, cada unidad arquitectónica funciona como parte de la ciudad.
Cierro con un reto. Abre el plano de tu último proyecto y cuenta el número de espaldas. ¿Cuántas disculpas le debes a la ciudad?
*Carlos Muñoz 4S está permeando las buenas costumbres en los desarrolladores de Latinoamérica. Si quieres disculparte con la ciudad, búscalo en: carlos@grupo4s.com