Real estate: una actividad naturalmente multidisciplinaria
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*Texto extraído de ‘50 lecciones en desarrollo inmobiliario’. Adquirir aquí.
Es sabido que el desarrollo inmobiliario es una actividad que integra múltiples especialidades. Es un punto de convergencia entre talentos cuya sinergia une el arte con los negocios y las posibilidades físicas. Lamentablemente, en ocasiones, esa labor integradora se olvida y los proyectos se inician como si sólo dependieran de alguno de los tres elementos. Bajo esa óptica, se da comienzo al proyecto con una sola especialidad o se trabaja de manera aislada en todos los temas.
Por eso, creemos fundamental hacer hincapié en que los resultados de un trabajo colaborativo son extraordinarios. Compartimos tres de sus principales ventajas:
Cada actor aporta un ángulo diferente y “cuida” los intereses del proyecto desde su punto de vista.
Al haber más cerebros trabajando en el proyecto, hay una visión más profunda de los detalles.
Los actores aportan lecciones aprendidas y pueden preparar el proyecto para sus riesgos principales.
En el futuro del desarrollo inmobiliario, todos los proyectos deberán ser abordados a través de un trabajo colaborativo.
Consideraciones a tomar en cuenta
Nuestra propuesta para la ideación del producto se fundamenta en la colaboración. En la literatura sobre negocios, los modelos colaborativos de múltiples actores externos se conocen como “modelo Hollywood”. En este modelo, el productor (desarrollador) tiene un guión (terreno) para el cual convoca artistas (expertos) que poseen un valor relevante para el proyecto. Dado que cada proyecto permite convocar a un equipo diferente, los resultados por sí mismos serán auténticos y únicos, lo que representa un factor de enorme peso para dotar de personalidad a los proyectos.
En este modelo de colaboración es importante cuidar los siguientes aspectos:
a. Participantes.
En el proceso de conceptualización es clave que participen los actores correctos. En este sentido, son tres las variables que nos indican si el equipo está completo y bien constituido. Un grupo de trabajo regularmente se compone de entre seis a ocho personas. En el caso de las empresas, su participación cuenta como una persona aunque sea un grupo de personas. Es importante que dentro del grupo exista una diversidad de:
a.1. Especialidades.
El equipo contempla expertos en costos y construcción, equipo de arquitectura, equipo de diseño de interiores, análisis de mercado, análisis financiero, expertos en costos, etc. A mayor escala del proyecto, mayor cantidad de especialidades y, por tanto, mayor solidez para el equipo. Por esta razón, los proyectos de gran escala transmiten mayor precisión en los detalles: entre más actores involucrados, más detalles cubiertos.
a.2. Perfiles.
En el clásico libro de negocios E-Myth* se presentan tres personalidades que conviven dentro de toda empresa: el administrador, el técnico y el emprendedor. El primero tiene un enfoque más acentuado sobre la visión financiera del negocio. El segundo contempla los aspectos de la construcción, sus tiempos, sus retos y sus posibilidades. En tanto el emprendedor posee la personalidad proactiva para intentar cosas nuevas; presenta una mayor aceptación de la ambigüedad y la incertidumbre. En el equipo ideal conviven expertos de los tres perfiles.
a.3. Experiencias previas.
Las experiencias previas de los participantes se definen como el bagaje cultural que adquieren antes del proyecto. Formar un equipo con una mayor diversidad (origen, gustos personales, hobbies) enriquecerá la dinámica de conversación. Entre más heterogéneo sea, más divergentes serán las propuestas que, finalmente, se volcarán en el proyecto.
b. Trabajo conjunto
Las sesiones de trabajo se llevan a cabo de manera conjunta. En la conceptualización de proyectos no hay espacio para el aislamiento y los trabajos autónomos. Al igual que en una película, los actores mantienen el compromiso aun detrás de cámaras.
En esta visión de participación son tres los grandes hitos diferenciadores de la forma de colaborar:
La nueva mecánica se desenvuelve como un equipo, sin un liderazgo dictatorial ni jerarquías. Durante las sesiones, los participantes gozan de los mismos derechos de expresión y no deben ser discriminados por su profesión, aun cuando opinen sobre temas fuera de su área de especialidad.
Adicionalmente, se elimina la visión de trabajar de forma aislada e independiente.
Finalmente, y para que funcionen los dos puntos anteriores, el desarrollador debe convertirse en un coach y moderador del equipo. Su responsabilidad es mantener vivo el ambiente de trabajo y la discusión, así como incentivar a cada actor para que haga un esfuerzo extraordinario en cada área.
Una preocupación constante en este modelo radica en el tiempo que requiere ser invertido por los especialistas. Nuestra metodología considera la escasez de tiempo, por ello establece que las reuniones y el trabajo colaborativo para temas concretos se realicen con agilidad y efectividad.
Queremos dejar en claro que “trabajo colaborativo” no es sinónimo de “trabajo en grupo”, para eso nos parece muy apropiado el siguiente cuadro en el que se marca la diferencia entre ambos:
*Texto extraído de ‘50 lecciones en desarrollo inmobiliario’. Adquirir aquí.