La ubicación se convierte en una de las prioridades, por lo que las tendencias constructivas apuestan a disminuir los metros cuadrados de vivienda, con lo que han surgido nuevos modelos residenciales como el coliving y el cohousing que apelan a un sentido de comunidad y espacios compartidos. A pesar de que existían antes de la pandemia, ese hecho ha sido un catalizador para su expansión, siendo opciones interesantes para la población.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre uno y otro?
En el coliving se desintegra la vivienda y los usuarios comparten los espacios comunes, además tiene el beneficio de funcionar como un laboratorio de ideas, pues junta varias personas con los mismos intereses en una sola ubicación. Se puede decir que es la versión de vivienda del coworking, donde se prioriza la experiencia compartida, el sentimiento de comunidad y se rompe con la individualidad.
El coliving principalmente se centra en un mercado joven, uniendo usuarios que viven en individualidad, pero comparten intereses. Por su parte, el cohousing tiene como principal objetivo el generar una vivienda eficiente y sostenible.
El cohousing es una clase de comunidad intencional compuesta de casas privadas complementadas y agrupadas con extensos espacios comunitarios que aprovechan al máximo los recursos obtenidos por la comunidad. Es un modelo de vivienda colaborativa en el cual el diseño se basa en el ahorro energético y cuidado del entorno.
El cohousing no elimina los espacios comunes privados como el comedor, cocina, sala y baños. Más bien, es la unión de unidades que cuentan con estos espacios privados, pero al mismo tiempo, tienen espacios comunes más grandes, donde se pueden realizar actividades en colaboración como: salas multifunción, facilidades recreativas, biblioteca, talleres, zonas verdes y espacio destinado a los niños.
Es decir, son “vecindarios intencionales” donde las personas son conscientes y se comprometen a vivir en comunidad. En la definición de Kathryn McCamant y Charles Durrett, un cohousing debe de cumplir con el siguiente proceso:
- Proceso participativo
Todas las personas que forman parte de un cohousing participan en la planificación y diseño del desarrollo de la comunidad, de manera que esta responde directamente a sus necesidades.
- Diseño del lugar
El diseño físico de un cohousing fortalece el sentido de la comunidad, a la vez que se mantiene la opción de la intimidad.
- Casas privadas junto con espacios y facilidades comunes
Los espacios y facilidades comunes están pensados para el uso diario, llegando a ser la parte más importante de la comunidad. Incluyen normalmente una cocina y un comedor, un área de recreo, un espacio para niños, habitaciones para invitados, así como jardines y otro tipo de amenidades. Tanto las labores de mantenimiento como las tareas administrativas y de toma de decisiones son asumidas por los propios residentes.
- Estructura no jerárquica y toma de decisiones asamblearias
En un cohousing existen tareas directivas, pero no existen directores ni líderes. La comunidad no depende de una persona, aunque a veces puede existir una persona muy vigorosa que contribuye especialmente a que la comunidad arranque.
Cabe mencionar que el modelo de cohousing ha tenido una aceptación muy importante entre las comunidades de retirados, siendo un modo de inversión y al mismo tiempo una vía para mantener su independencia y evitar el aislamiento.
*Este texto es una adaptación a un fragmento extraído del eBook: Disrupción en Real Estate, 18 meses de cambios. Para consultar el archivo completo y conocer más acerca de las nuevas tendencias en desarrollo inmobiliario, te invitamos a que lo descargues de forma gratuita aquí.