*Texto extraído de ‘El futuro del Real Estate’. Adquirir aquí.

Hoy, perseguir la sustentabilidad se ha vuelto parte de un lenguaje extraño que requiere de certificaciones y costos adicionales, y que no le transparenta beneficios claros al consumidor. Si bien las certificaciones como LEED son un punto de partida, en el futuro no creemos que estos lenguajes logren escalar globalmente al paso que se necesita. 

Seguramente serán parte del léxico de edificios de alta gama, pero no lograrán tener una presencia cultural como se requiere en temas de sustentabilidad.

En lugar de ello, necesitamos que la sustentabilidad se vuelva parte fundamental de los proyectos desde la base de su aporte de valor de mercado (con o sin certificación). Así, los desarrolladores deben encontrar la intersección entre el valor para el desarrollador y para el mercado (sea arrendador o propietario).

Como vemos, hay que erradicar el mito que afirma que los edificios sustentables implican un costo bastante más elevado que uno que no cumple esos requisitos.

Por el contrario, son varios los beneficios que trae aparejado el desarrollo sustentable, tanto económicos (generan mejores beneficios, menos gastos de mantenimiento e, incluso, permiten ahorros en el consumo de energía y de agua), como así también mejoran la calidad de vida de sus habitantes y ayudan a la conservación del medioambiente.

En el futuro, la sustentabilidad será una de las columnas vertebrales de estructuración de un proyecto.

En los mercados más sofisticados, los proyectos que generan un menor impacto y logran ahorros energéticos comandan una prima de precio y plusvalía en el largo plazo. Este valor está respaldado en realidades activas de los proyectos.

En el futuro, la sustentabilidad será una dimensión de valor de mercado.

*Texto extraído de ‘El futuro del Real Estate’. Adquirir aquí.